viernes, 15 de diciembre de 2017

Video Nochevieja Universitaria Salamanca 2017




La exhaustiva presencia policial en el centro de Salamanca impidió la congregación de jóvenes para consumir alcohol en plazas y parques, optando por llevar sus botellas en mano mientras paseaban de calle en calle hasta llegar la hora de acudir a medianoche a la Plaza Mayor. Los excesos etílicos propiciaron escenas de efusivos amoríos, y a última hora de la madrugada explícitos magreos sexuales que tendrán su recorrido a través de WhatsApp.

“Esta noche vamos todos a follar como perros”. La frase es soez, pero fue vociferada por un grupo de pipiolas al llegar a la Plaza Mayor de Salamanca para disfrutar de la Nochevieja Universitaria. “Vamos a empujar como chipirones”, dijo en cambio un joven que, a priori, parecería que ya estaba bajo los excesivos efectos del alcohol. Pero no, sabía de lo que hablaba, porque el coito de los chipirones dura tres horas y después los amantes están tan cansados que apenas son capaces de nadar durante treinta minutos. Es el resumen de la otra Nochevieja Universitaria, una fiesta donde hay dos características comunes a la mayoría de sus participantes: consumo masivo de alcohol y búsqueda de amor, ya sea sentimental o simplemente carnal.

Desde el mediodía ya se pudo ver a numerosos grupos de jóvenes recorriendo los supermercados en busca de botellas de licor y litros de refresco para preparar después sus macrocubatas. El ambiente previo pareció disiparse sobre las nueve de la noche, cuando llovía tímidamente sobre Salamanca, el sirimiri que en el norte llaman orballu y aquí se denomina agua mojabobos. Pero bobos no fueron los fiesteros de este año, recluidos en viviendas y bares hasta que escampó media hora más tarde y la lluvia ya no volvió a hacer acto de presencia.

Con los parques y plazas vallados para evitar los macrobotellones, sobre todo el Campo de San Francisco, los jóvenes optaron por los botellones itinerantes. Así, tenían preparada la mezcla en botellas de plástico de dos litros que iban rulando de uno a otro, como la falsa moneda que de mano en mano va y ninguno se la queda (porque va directamente al estómago). Alcohol que ingerían mientras deambulaban por las calles antes de acudir a la Plaza Mayor. “Adónde irán estos con tantas litronas, pues no les queda hasta las doce”, se sorprendían algunas ancianas de regreso a casa.

Los hubo que incluso llevaban el alcohol en bolsas de plástico, como si fueran a entregar al médico el análisis de orina. Fijo que habrían dado positivo, porque antes de la medianoche los efectivos de Cruz Roja ya tuvieron que intervenir con varios jóvenes que presentaban serias intoxicaciones etílicas, casi sin tenerse en pie y con los ojos mirando hacia Cáceres, donde por cierto también se celebró al mismo tiempo su particular Nochevieja Universitaria (lo de copiar a Salamanca se estila mucho, aunque en tierras extremeñas dicen que nació el botellón, así que, ¿qué fue antes? ¿el huevo o la gallina?).

Mientras, en la otra zona habilitada este año para la fiesta, el Multiusos Sánchez Paraíso, a la hora de apertura apenas llegaban algunos adolescentes acompañados de sus padres. Ya fuera porque no les dejaban ir a la concentración de miles de jóvenes en la Plaza Mayor, ya fuera porque preferían ver a determinados artistas musicales, el caso es que llegó la medianoche y apenas había medio centenar de personas entre el público. Y encima se fue la luz y no pudieron dar las campanadas que en el ágora charra sí disfrutaron.

Porque la afluencia de gente en la Plaza Mayor, menor que en años precedentes, no restó ambiente a los presentes, que no paraban de botar al ritmo del ahora dj (antes motero) Fonsi Nieto y sobre todo de BJones y el animador Miki Rodríguez. Hasta se pudo ver a carrozas que no quisieron perderse la fiesta de las nuevas generaciones, o tal vez por eso de que repartían gorros gratis que muchos abuelos se llevaban a sus casas por las calles Toro y Zamora. Que en Salamanca ya se sabe, todo lo que sea gratis, hay que cogerlo, aunque luego se deje tirado en un rincón de casa.

Entre el éxtasis musical, muchos literalmente se comían a besos, otros y otras buscaban el ligue de turno y también los había que presumían de pareja. Mucho amor que se propagó cuando pasaron las doce campanadas de medianoche y la fiesta se trasladó a los bares del centro de la ciudad y al Multiusos en menor medida (que andar dos kilómetros cuando se tienen pubs a escasos metros…). Los excesos etílicos propiciaron escenas de efusivos amoríos, y a última hora de la madrugada explícitos magreos sexuales que tendrán su recorrido a través de WhatsApp. Si no les han llegado aún los vídeos, no tardarán en recibirlos. Haberlos, como las meigas, haylos.

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